viernes, 14 de septiembre de 2012

Predicando con el Ejemplo


Harto ya de tanta palabrería anodina y de tanta pasividad, he decidido, por un día, dejar de explicar lo que opino para pasar a explicar lo que hago.

Este año he decidido que, tal y como está la situación actual y consciente de que la economía doméstica me lo permite, no voy a trabajar. 

Me explico: afortunadamente, en mi familia, no hay una necesidad imperante de encontrar otra vía de ingresos secundaria. Este hecho, unido a mi concienciación con la situación actual, me han empujado a tomar esta decisión. Perfectamente puede darse el caso de que un padre de familia sí que necesite urgentemente encontrar un empleo porque la situación en su hogar sea insostenible y tenga serias dificultades para mantener a su familia bajo un techo o, simple y llanamente, para alimentarla como es debido. Y, para mí, privar de manera indirecta ,a una persona con necesidades más reales que yo, de un empleo, sería pecar de una insolidaridad extremada.

Se me puede acusar de niño bien, de acomodado, de pijo, de niño de papá, de parásito... Se me puede interpelar si pretendo vivir toda la vida a costa de mis padres... Pero, sinceramente, todo eso me resbala. Es mi decisión, fundamentada en mis ideas y en largas consideraciones, y sólo yo conozco los verdaderos motivos que me impulsan a obrar de tal modo.

¿Qué voy a hipotecar mi futura independencia? Eso mismo lo sé, no soy tonto( o no tan tonto). Pero, ¿ acaso, moralmente, puedo centrarme en mis expectativas de futuro mientras en la otra esquina puede haber una persona que sólo puede pensar en el presente, porque éste le mantiene en la cuerda floja? ¿Puedo hipotecar mi futuro para que otro pueda pagar su hipoteca? Allá cada uno con su moral. Soy el primero que quiere independizarse, vivir en mi propia casa, con sujección a mis propias normas y mis propios ritmos de vida... Pero no por ahora, no me parece justo.

Como Diplomado en Magisterio podría acceder a un trabajo en un colegio, cierto. En ese ámbito, ya se reducirían las posibilidades de que la persona a la que estoy arrebatando el puesto pase padecimientos para llegar a fin de mes, cierto también. Pero sólo hay dos opciones: o trabajar en el ámbito público o en el privado. Rotundamente me niego a trabajar en un colegio concertado, porque choca frontalmente con mis ideas y mis críticas al trasvase efectivo de fondos públicos al sector privado sin ton ni son. Por eso y porque, actualmente, abanderan de forma vehemente la lucha anglicana por imponernos su lingüística. Y también me niego por completo a que sea requisito imprescindible poseer una habilitación en inglés para poder ejercer como maestro en uno de estos colegios. Detesto que ahora ya no exista Plástica, sino Arts, no Conocimiento del Medio, sino Science. Hipocresía pura y dura... Resulta que se castiga día sí y día también, desde cualquier estrado mediático, el uso generalizado de las lenguas autonómicas, pero se aboga por el uso del inglés... ¡Qué casualidad! -Es que es un idioma universal... Ya ya, y el esperanto también...

Así que me centraré en las oposiciones a largo plazo( porque tal y como están las cosas ahora). Con paciencia y un buen zurrón, podré capear el temporal y quién sabe si podré salirme con la mía. Toda buena captura, necesita su tiempo de preparación y de espera... Así se disfruta mejor :).

Veremos si en un futuro a corto-medio plazo me tengo que comer mis propias palabras y claudicar... Pero, de momento, soportaré la presión interna en mi propia casa y seré fiel a mis ideales, que es lo único a lo que no han aplicado recortes... Todavía...


2 comentarios:

  1. Las opos son en sí mismas todo un trabajo.

    Es la decisión que has tomado, nada que objetar. Pero yo te recomiendo que, si tomas ese camino, sea con la firme convicción de no cejar hasta llegar a la meta. Si quedas a mitad de camino, habrás derrochado un esfuerzo y puede que te encuentres con unos añitos y descolgado del mercado laboral.

    Las opos vienen a ser una suerte de apuesta, si ganas el premio bien. Pero si no, te toca ir doblando la apuesta, año tras año. Habrá momentos de duda, pensaras en replanteártelo todo...

    Es conveniente que sepas que vas a suspender. No una sino varias veces. Prepárate psicológicamente para ello, para afrontar la derrota y el desánimo. Si crees que no vas a poder completar ese camino, no lo tomes, te ahorrarás mucho trabajo estéril.

    Yo creo que tienes capacidades de sobra (aunque la principal en unas opos es la memoria, desgraciadamente) para lograrlo. Más tarde o más temprano, depende de muchos factores (que convoquen plazas, para empezar, el esfuerzo, una buena dirección, la suerte...). Es más una cuestión de tozudez y capacidad de trabajo. Piensa si reúnes esos requisitos y, si es así, adelante!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por los consejos y por los ánimos ;).

    Sé que es difícil, pero ¿quién dijo que la vida fuera fácil? Sé que la derrota no es el destino sino el camino que tendré que recorrer para alcanzar mi triunfo :).

    ResponderEliminar