jueves, 22 de marzo de 2012

La huelga no es el destino, es el camino a seguir

Yo no voy a ir a la huelga, pues la huelga ha acudido a mí. Yo soy y, lo que es más importante, seré un parado más. Si no formo parte de las estadísticas es porque he decidido continuar con mis estudios: a falta de pan, buenas son tortas. Pero en el fondo sé que, a la vuelta de la esquina, me espera un futuro infausto. Seguramente, acabaré encontrando un trabajo; pero, ¿a qué precio? Ni por asomo concibo, en un futuro a medio plazo, desempeñar mi labor como docente, es decir, para lo que me he preparado y para lo que estoy cualificado. Sin embargo, me auguro un futuro brillante (por el sudor, claro). Quizás, con algo de suerte, disfrute de un contrato de formación(o de varios), pues soy menor de 30 años. O desempeñaré cualquier labor precaria, gracias a la injerencia de las ETT´s. O podré encontrar un trabajo decente (que no es poco), gracias a las bonificaciones de papá Estado que proporciona a las empresas, por ser un joven parado. Cualquiera de las opciones es perfectamente factible. Y cuando el día haya llegado, deberé sonreír, porque al menos tendré trabajo. Por ello me reafirmo, no debo ir a la huelga porque mi futuro está solucionado o, mejor dicho, decidido.


 Yo no voy a ir a la huelga porque, en estos momentos, no existe un yo: Existe un nosotros. Nosotros somos los que no seguiremos aceptando el chantaje, el maltrato y la injusticia promovida por el sistema capitalista. Nosotros somos los que nunca nos hemos rendido en esta larga batalla y también, los que habiéndolo hecho, ahora comenzamos a levantarnos. Nosotros somos los que conservamos la esperanza de que un futuro mejor y más justo es posible y también somos los desesperanzados que, aun no viéndolo, seguimos en pie. Nosotros somos los que hemos estado despiertos y los que acabamos de despertar. Nosotros somos los que llevamos años luchando y los que empezamos ahora. Nosotros somos los que confiamos en los sindicatos y los que recelan de ellos. Nosotros somos los que aún creemos en la política y los que estamos decepcionados con nuestros políticos. Nosotros somos creyentes en oración y ateos en silencio. Nosotros somos de izquierdas en la solidaridad y de derechas en la unión.  Nosotros somos nuestros propios padres y abuelos que tanto lucharon por sus derechos y, lo que es más importante, por los nuestros. Nosotros somos la memoria fiel al pasado y la visión leal al futuro. Nosotros somos los que tenemos una deuda con nuestros antepasados que debemos satisfacer con nuestros descendientes. Nosotros somos nuestras familias, nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestros hijos, nuestros nietos, nuestra sociedad y nuestra humanidad. Nosotros somos los ojos de la justicia y el brazo de la solidaridad. Nosotros vemos la injusticia y nos unimos para erradicarla. Nosotros actuamos por nosotros y por los que ya no están, por los que no pueden estar y por los que estarán. Nosotros queremos trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Nosotros queremos que no se mida el valor de uno de los nuestros por su utilidad a la producción, sino por ser lo que es: una persona. Nosotros queremos vivir y disfrutar de la vida, y que todos lo puedan hacer. Nosotros hemos soñado con un nuevo amanecer y ahora lo queremos presenciar.

Como individuo anónimo acudiré a la batalla por varias razones. Por una parte, por tener un compromiso con mis antepasados: un hijo, nieto y bisnieto de mineros, que se preste, debe acudir para rendir homenaje por todo lo luchado y por todo lo sufrido. República, Franquismo, Transición y Democracia tienen algo en común: la combatividad minera. 


Todo lo conseguido a base de honor, valentía, solidaridad y esfuerzo, y transformado en los derechos que ahora ostentamos, debe ser valorado en su justa medida. Si yo ahora me rindo, ¿sería coherente con mi pasado? 

Canción minera: 
Por otra parte, porque ansío un futuro justo para todos, sin que nadie pueda aplastar a nadie. Porque la solidaridad es la base real de toda sociedad y, como tal, debe demostrarse con actos y no sólo con palabras. Porque no quiero ser partícipe del mayor genocidio conocido: el capitalista. Por último, porque aunque lo puedan decir las estadísticas yo nunca seré un parado. Siempre me mantendré activo contra este sistema porque él va contra mí. La huelga no es el destino, es el camino a seguir.

Podemos seguir soñando o mantenernos dormidos: tú eliges, nosotros ya hemos decidido.

Ahora una canción un poco más cañera:

8 comentarios:

  1. Habría que pensar cómo parados y estudiantes podrían participar en la huelga. Es un lujo no dar una alternativa de protesta a millones de trabajadores sin puesto de trabajo.

    Yo propuse algunas, sentadas en autopistas, vías de tren y aeropuertos. A la salida de mercados centrales, refinerías...es decir, ahogar los puntos neurálgicos del sistema económico.

    Lástima que los putos sindicatos estén en otro mundo, han debido sintonizar Disney Channel o viven en el país de Nunca Jamás.

    Su infantilismo, su estupidez es culposa y criminal.

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    1. El problema no es de estupidez e infantilismo, la verdadera causa es la abulia sindical. Lo que expuse en la entrada sobre los sindicatos: los representantes sindicales miran por sus propios intereses y no por los de los que representan. Y sí convocan la huelga es por mantener las apariencias... Pero, eso sí, una ciudadanía madura no necesita ningún pastor que le guíe( ni políticos, ni sindicatos) y eso es a lo que apelo en la entrada. Esta huelga debe ser el punto de encuentro de la población rebelde y desde aquí ,en adelante, nosotros deberíamos tomar las riendas(porque nadie lo va a hacer por nosotros). Pero eso es más improbable que el PP deroge la reforma con esta huelguita...

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  2. No puedo añadir nada más. Estoy llorando con Santa Bárbara...

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    1. Jejeje, es muy canción muy emotiva la verdad( encima cantada por antiguos mineros). Sobre todo lo es para todo aquel que ha estado vinculado, de una u otra forma, a la minería y que sabe lo que es y ,sobre todo, lo que fue.

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  3. Para mi sorpresa la huelga ha tenido un gran seguimiento, mucha participación, y cuanto más descontento haya, más personas saldrán a la calle. Al fin y al cabo, los que ahora trabajamos, mañana estamos en el paro (yo ya estoy acostumbrado y arreglo mi vida en base a ello, hasta que mande este país a la mierda) y así continuamente.

    Ellos que sigan apretando, que la gente tarda en saltar, hay mucho egoísmo y oportunismo, y falta de solidaridad. Pero en cuando a muchos que ahora callan les falte lo mínimo, ya saltarán ya...

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    1. Yo también estoy contento la verdad, no me esperaba tanto seguimiento. De todos modos, el egoísmo del que hablas puede ser un gran peligro. Puede darse el caso de que, como dices, empeore la situación y se sume más gente por agravio personal. Pero también puede darse el caso de que la situación se estabilice( a largo plazo) y se excluya a un sector, de la población del sistema económico( por innecesarios), que no pueda cambiar nada por ser minoría y por velar la gente sólo por sus propios intereses

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    2. Veremos com ova la cosa. Pero lo cierto es que no veo posibilidad de recuperación ni a medio plazo... Y hasta el largo quizá aún haya votaciones importantes de por medio, y alguna sorpresa.

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    3. No no, ni yo. Dije lo del largo plazo para mostrarte un ejemplo, pero soy muy pesimista. En ese sentido soy un poco como Karkos, no creo que volvamos a despegar, va a ser una caída constante. El dilema está en saber cuando seremos capaces de asimilarlo y estabilizar la situación en base a las circunstancias.

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